El cielo de Moscú no está tan lejos como parece… sólo
hace falta saber cómo llegar.
(Edition in English)
(Edition in English)
Las
antiguas Catedrales se construyeron altas y hermosas, desde lejos estos
edificios (como la Catedral de San Basilio) embellecen el espacio, desde cerca
imponen, te dejan sin habla. Ahora, empezando el siglo XXI, la necesidad de alcanzar el cielo
está más ligada al aprovechamiento del espacio que al diseño o la belleza,
aunque parece más inspiradora la segunda opción. A este concepto de aprovechamiento del espacio responde el Centro
Internacional de negocios de Moscú, que fue proyectado por el Gobierno en 1992,
en el distrito de Presnensky, al oeste de Moscú, en la orilla del río Moskva.
Allí han dado vida a diferentes inmuebles
como la torre Evolution Tower, la Torre Imperia, la Mercury City, la Torre
Naberezhnaya o la Capital city
(con su curioso juego de volúmenes), y ahora también están terminando las Federation Tower (las Torres Federación).
Sus arquitectos son el señor Peter
Schweger (de ASP Schweger
Assoziierte Gesamtplanung GmbH, en Hamburgo) y Don Sergei Tchoban (de NPS Tchoban Voss Architekten BDA, en
Berlín).
El complejo está compuesto de dos torres y
una antena que encaja en medio. La torre más alta alcanza los 374 metros y,
aunque todavía no está en funcionamiento, pronto lo hará, convirtiéndose en el
mayor rascacielos de Europa, la antena alcanzará los 506 metros de altura
cuando esté completa y la fecha prevista para su finalización es 2016, aunque
lo más probable es que se retrase. Las construcciones nacen de una base donde
se ubican los vestíbulos de los apartamentos, oficinas, restaurantes y varios
comercios, por debajo de ésta, cuatro plantas subterráneas para salas de
máquinas, servicios varios y aparcamientos.
Los edificios son de uso mixto:
residencial y oficinas, los promotores presumen de que no hace falta salir del
complejo para hacer vida completa. Desde
la base, dos estructuras con forma de triángulo equilátero (con paredes
ligeramente curvas) se van estrechando mientras se alzan al cielo, la más baja
alcanza 63 plantas, tiene 244 metros de altura y se puso en funcionamiento en
el año 2008. La torre más baja se llama Zapad y la torre más alta Vostok y
entre las dos tienen 443.000 metros cuadrados de superficie útil.
Las estructuras son de un hormigón armado
de extrema dureza, el doble de la convencional, consiguiendo mayor esbeltez y
mayor durabilidad. Los cimientos del complejo están compuestos por 14 mil
metros cúbicos de hormigón y, según dice su página web, han merecido su registro en el Libro
Guinness de los récords. Cuando se anclan dos edificaciones de tan
diferentes tamaños (y pesos) al mismo punto, hay que optar por asegurarse de
que no habrá desplazamientos por movimientos diferenciales. Esto se puede
conseguir de dos formas: separando las dos estructuras de forma que funcionen
independientemente, o anclándolas en una losa lo suficientemente enorme (y
estable) para que sea (en teoría) inamovible. En esta construcción optaron por
la segunda.
La torre Vostok tiene 93 pisos de altura e
incluye en su interior oficinas de tipo A+, apartamentos de lujo, un hotel
cinco estrellas Grand Hyatt Moscow, restaurantes, boutiques y tendrá un mirador público en el
piso 87. El ingeniero Thornton Tomasetti cuenta que habrá puentes
peatonales en los pisos 32 y 64. También habla de que cada 25 a 30 plantas
están los estabilizadores, que aseguran que los movimientos de los estructuras,
debidos a los vientos o los sismos, causen el menor daño posible. Para la construcción y el diseño se han
tenido en cuenta todos los parámetros de seguridad, así como se han realizado
previsiones mediante técnicas informáticas.
Las fachadas también han recibido un
tratamiento especial. Primero al decorarlas con la imagen abstracta de nubes,
para crear la sensación de flotabilidad en los rascacielos. Las ventanas son
panorámicas (de piso a techo), llegando en algunas plantas a los 5,5 metros de
altura por 1,83 metros de anchura. No tienen ningún elemento que obstaculice
las vistas de la ciudad, lo cual, claro, se agradece. Pero los vidrios guardan un secreto muy especial: están rellenos de argón. Esto se
consigue mediante la inclusión del gas en la cámara intermedia entre dos o tres
vidrios.
El
argón es un gas noble, inodoro, incoloro e insípido. Se utiliza porque es más
denso que la atmósfera y, por lo tanto, ofrece mayor resistencia a la
conductividad térmica, aislando mejor que las cámaras de aire. El principal temor al que nos enfrentamos
es a la repercusión que tendrá si el gas se escapa, pues bien, el gas argón no
es tóxico, de hecho, existe en el aire de forma natural en una proporción del 2
por ciento. El argón minimiza también la condensación que se acumula en el
cristal por la diferencia de temperatura entre ambos lados, por lo que si te
venden un cristal con argón y se empaña ya estás llamando al fabricante. Como
último dato, también reduce la transmisión del sonido hasta en 3 decibelios.
Comentarios
Publicar un comentario