El
Arquitecto-Ingeniero ha recibido un premio más, el que ENR concede
al Mejor Proyecto del Año.
El
escenario en el que se mueve la Arquitectura está creciendo
exponencialmente, así como las manifestaciones que emanan de ella.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y proliferan también los
falsos “profetas”, que diseñan sin ganas (lo que se llama apatía
arquitectónica) convirtiéndose en malas copias.
Los
diseños arquitectónicos han ido confluyendo y mezclándose,
metamorfoseándose (por así decirlo) de forma que actualmente es muy
difícil diferenciar estilos y directrices. Nacen de este maremágnum
las expresiones personalísimas, y se convierte en tendencia la firma
de autor, en otras palabras, el estilo propio con el que el diseñador
imprima su obra. Para
saber que un edificio es de Frank Gehry, Zaha Hadid o Norman Forster,
casi siempre sólo hay que mirarlo. Pero de todas estas
manifestaciones existe una que brilla con luz propia y que firma con
el nombre de Santiago
Calatrava.
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