Zurich se rinde a la arquitectura de Calatrava, en el
pasado con una estación ferroviaria y la facultad de derecho, en el futuro, con
un edificio singular con parking de bicicletas.
Infografía del nuevo proyecto de Calatrava en Zúrich
Claudia miró directamente el atardecer, era bonito verlo desde su nuevo
hogar, aunque se tratara, obviamente, de su antiguo país de residencia. De hecho,
tampoco estaba segura de quedarse en la ciudad de Zúrich
demasiado tiempo, todo tendría que fluir
de forma escalonada, todo tendría que verse en
su debido momento. Por ahora, su única ambición
era descansar del duro trabajo que había realizado
en el Tribunal Penal Internacional, en La Haya.
La señorita Steele, (o Steel, como la llamaron durante un tiempo en los Países Bajos),
había
dedicado sus últimos
años
a un proceso internacional muy popular, se había
desgastado de forma indescriptible y, por lo tanto, había
decidido descansar un tiempo lejos de las leyes del Mundo. Para hacerlo, había
empezado por alquilar una habitación en, el
también
internacional, Hotel
Park Hyatt de Zúrich.
Estación de Stadelhofen
El Hotel, además de ser
ideal, le permitía
ponerse en 15 minutos caminando en la estación Stadelhofen, todo un hito ferroviario, que había
aupado al singular arquitecto español Santiago
Calatrava, siendo, además,
su primer proyecto galardonado. Le encantaba aquella estación,
construida en 1.894 en estilo neoclásico y renovada
por el ingeniero español con un
propio estilo en 1.990. El encargo había venido
precedido de un concurso para ampliar la estación
y colocar un tercer rail, la complejidad era la limitación
física,
al estar entre una ladera empinada y una plaza (entre la espada y la pared,
como se dice comúnmente).
Calatrava
salvó la situación excavando la ladera para construir la galería subterránea,
esto le sirvió
para dejar intacta la antigua estación y crear un
paseo-mirador, al que se accede mediante escaleras y puentes, Claudia Steele
era una ferviente admiradora de los detalles de la estación:
como la marquesina de las vías con
vidrios laminados, el techo curvo de
hormigón armado sostenido por pilares
de acero o la pasarela semi-arqueada que salva
la colina.
Universidad de Zúrich
Claudia paseó disfrutando
de la agradable tarde de otoño, en su
mente, mil historias que requerían de un
final urgente, casi sin quererlo se paró en el número
71 de Rämistrasse,
donde se ubica la biblioteca de la facultad de Derecho de la Universidad de Zúrich, otro hito arquitectónico que aupó al ingeniero español. La necesidad de centralización
de la facultad impulsó este
proyecto en el que se aumentó dos plantas
la antigua edificación.
La genialidad de la intervención
no pasa desapercibida (para quien quiera verla, claro), el arquitecto cubrió
el patio con un atrio en el que una bóveda permite
el paso de la luz. Bajo ésta, las dos nuevas plantas (que albergan
despachos y aulas) se sostienen mediante
estructuras de acero ligero que no se apoyan en la edificación antigua, así,
las dos estructuras funcionan independientemente. Para terminar, Santiago regaló
una biblioteca
distribuida en seis espirales en el enorme patio, de forma que las mesas de
estudio dan al interior, Steele había estudiado
muchas veces allí,
y no dudaba que, el entorno, le había ayudado a
concentrarse en sus tareas.
Biblioteca de Derecho de la Universidad de Zúrich
Llegó a pie,
distraída,
al Museo
Nacional de Zúrich, allí
se encontró
con un amigo de su época de
estudios, él
fue quién
le contó
que iban a demoler el antiguo edificio “Haus zum
Falken”,
para ello le habían
dado de baja del catálogo de
edificaciones de interés y le habían
puesto una condición
a los futuros promotores: incluir en el
futuro proyecto un aparcamiento público para bicicletas.
A la abogada no le extrañó que la
compañía
propietaria, la aseguradora suiza AXA Winterthur,
encargara el trabajo al singular arquitecto.
En el nuevo edificio se ubicarán las oficinas de Axa Winterthur
Claudia pensó que debía
ser un orgullo que, más de veinte
años
después,
te dieran un nuevo espacio urbanístico junto
al que tú
habías
creado. El 28 de septiembre de 2.016 fue
la fecha de presentación del proyecto, con el que se
trata de revalorizar urbanísticamente la zona aledaña a la estación
(si se consigue o no, habrá que verlo más
adelante) y, por supuesto, abastecer las necesidades de la compañía
propietaria.
Infografía del edificio terminado
El edificio se envuelve en formas lineales verticales con
distintos grados de inclinación, sirviendo como referente del entorno, pero
funcionándose con él mediante el reflejo de sus fachadas.
El inmueble tendrá
oficinas, comercios y zonas de servicios en las plantas altas (un buen lugar
para distraerse mientras almuerzas, por ejemplo), además,
crea un retroceso en la planta baja de la fachada, para permitir una conexión
peatonal con la estación ferrovial,
no es de extrañar
el apoyo expreso del este ferrovial suizo.
Bajo el edificio se ubicará un parking público para bicicletas
Bajo rasante se ubicará la promesa
hecha a la ciudad, un parking con acceso desde Stadelhoferplatz, ofrecerá a los
viajeros un acceso directo y subterráneo a la
estación.
Mil bicicletas se podrán inmovilizar en su interior,
ganando un gran espacio público para
los peatones en la plaza y descongestionando su ocupación,
Steele recordó
que, cuando pasó
por allí,
vio un gran número
de bicicletas
ocupando la plaza.
La colaboración entre el
estudio de arquitectura de Calatrava, diseñador del
proyecto, la ciudad de Zúrich, que
financiará
con 10 millones de Francos suizos (9,18 millones de euros) la intervención,
y la empresa aseguradora AXA (que aportará 1,5
millones de Francos como compensación por las
plusvalías
del futuro edificio) pueden dar a los ciudadanos un referente más
en el Cantón
Suizo, así
lo creía
honestamente Claudia Steele, quién de la
misma forma atisbaba que Calatrava y Zúrich eran nombres indivisibles en el futuro de la urbe.
El edificio tendrá conexión subterránea con la estación
Este proyecto es, pues, un ejemplo de colaboración
entre distintos entes, cuyo comienzo lo
promovió el ayuntamiento municipal con
un referéndum en 2.015, en el que pedían permiso a los ciudadanos para fomentar el tráfico ciclista en la ciudad.
Después
del sí,
establecieron un presupuesto de 120 millones de francos (110 de euros), de los
que 30 serían
para la creación
de aparcamientos de bicicletas. Estos aparcamientos los gestionarán
los funcionarios municipales.
La abogada no veía la hora de
que expusieran al público el
proyecto, por supuesto, pensaba realizar sus comentarios (ya tenía
en mente alguno) y confiaba que su pequeño
granito de arena ayudara a seguir creciendo a la ciudad que la formó
como profesional, y, también
(por qué
no decirlo) como persona. El comienzo de las obras estaba previsto para 2.018,
ella no sabía
si iba a estar allí
ese año,
pero, donde estuviera, seguiría con atención las obras.
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