El edificio de las Olas

Pasado, presente y futuro de Nueva York se funden en un edificio sin igual, cuya fachada evoca los movimientos de las olas.


California se dirigió a la puerta cuando el último cliente normal se había ido, observó un momento el exterior, que estaba tranquilo, y después cerró la entrada principal del restaurante. Retornó entonces al interior, donde los otros cuatro miembros del grupo estaban esperando en sus sillas (desperdigadas en el recinto), habían decidido ponerse seudónimos de los Estados Unidos de América, así, delante de ella estaban Washington, Maine, Oklahoma y Nebraska.

Washington habló, para algo era el jefe, el cerebro de la operación, presentó al grupo a Maine, que no conocía al resto, y las suspicacias no tardaron en aparecer, tal vez, fuera policía. Pero el jefe respondió por ella, y se cerró la discusión por el momento. Así pues, exhortó luego a mostrar la información recabada por el resto del equipo, Oklahoma, Nebraska y California.


Nebraska se levantó entonces como un resorte, el edificio que nos ha reunido aquí no va a ser fácil de asaltar, se trata un rascacielos de uso mixto diseñado por Frank Gehry a principios de siglo y construido entre 2.006 y 2.011. Una torre de 267 metros de altura que alberga, en sus 76 plantas, la nada desdeñable cifra de 96.703 metros cuadrados construidos, aunque, lo más reseñable es que fue en el año 2.011 (cuando finalizó su construcción) el edificio residencial más alto de Occidente.


Los promotores, la empresa pública Forest City Ratner, se vieron en la necesidad de integrar en el mismo complejo una inusual suerte de usos, por lo que el edificio destina cuatro plantas a una escuela, una planta a un hospital, dos plantas a aparcamientos, una zona a retail y comercios y otra a 900 apartamentos de lujo, ¡atención! ¡Sólo para alquilar!, curiosamente, en este edificio, sito en el número 8 de Spruce Street, sólo podrás vivir en alquiler


Su magnífica silueta se alza por encima de los edificios circundantes gracias a una intensa negociación de la empresa con los vecinos y el ayuntamiento de Nueva York, aunque también se alza, claro, gracias a los 850 millones de dólares de costo bruto (756 de euros), de los que 607 se destinaron a la construcción (540 de euros) y el resto al proyecto, marketing, tasas municipales y otros conceptos (como se suele decir) ¡Ojo! Todo financiado mediante varias entidades bancarias y acogiéndose a una bonificación parcial patrocinada por el Gobierno Federal tras el atentado al World Trade Center el 11 de septiembre, bonificaciones cuyo fin era ayudar a revitalizar el bajo Manhattan.


Washington parecía distraído, pensativo. Oklahoma le hizo un ademán a Nebraska que, solícita, dio paso a su compañero en la narración, aunque éste, al contrario que ella, no se levantó de la silla. Nos encanta el edificio y supone todo un reto para nuestro trabajo, no puedo imaginar nada más increíble que estar en una de sus trece terrazas disfrutando de las vistas que ofrece de la ciudad más populosa del Mundo: Brooklyn, Nueva Jersey, el río Hudson, el East River, el puerto de Nueva York, por no hablar de ver cara a cara el One World Trade Center.


La torre se alza en forma de T, creando seis esquinas, lo cual ofrece mucho juego a la hora de distribuir los apartamentos interiores. La estructura, de hormigón armado, se va escalonando a medida que asciende, formando terrazas en las plantas 7ª, 24ª, 40ª, y 52ª. La piel exterior del edificio es de acero inoxidable, con la firma personal de su diseñador, claro, pero esta vez los pliegues la capa metálica ondulan cual olas, como si el río continuara en vertical hasta su cima. La fachada es la reina del dramático espectáculo que genera, salvo en el lado sur, donde la composición es totalmente plana.


En total, la envolvente cuenta con 40.000 metros cuadrados de superficie, cubierta por 10.911 paneles de acero inoxidable que han sido fijados mecánicamente a la estructura, fabricados en Japón, de los que sólo 1.888 se repiten, los demás paneles son únicos. Las ventanas no siguen la línea curva y sinuosa, pero si varían en anchura para acomodarse a ella, por cierto, esta fachada crea increíbles lugares en el interior, además de forzar a no repetir unidades conceptuales, en otras palabras: no hay dos apartamentos iguales. Hay que resaltar que los paneles han sido tratados superficialmente para evitar el deslumbramiento.


El edificio ha gustado tanto que ha recibido fabulosas críticas, llegando a decir, el New York Times, que es el mejor rascacielos construido desde 1.946, lo cual, a mi criterio, no deja de ser cierto. Recibió, también, el premio al mejor edificio en altura por el CTBUH en el año 2.011. Maine miró de reojo a Washington, que seguía ensimismado en sí mismo, como si aquello fuera una lección que había escuchado interminables veces, de repente notó el aliento de California en su nuca, un aliento que, sin previo aviso, se hizo voz.


Imagínate, Maine, que el simpar Gehry creó más de 200 modelos en su oficina, de los que 65 eran de diseños tradicionales, ¿y sabes que descubrieron? Pues que los costos de hacer una fachada convencional y una de pliegues articulados no distaban demasiado, mola ¿eh? Pero vamos a lo importante, la constructora fue Kreisler Borg Florman General Inc., se vio forzada a frenar la construcción durante seis meses en el año 2.010, debido a la tan temida crisis internacional, aunque, como habrás comprobado, superaron el miedo y el edificio es, hoy, una realidad muy productiva.


Los apartamentos van de los 46 a los 232 metros cuadrados, y se subdividen en 504 estudios, 164 de dos dormitorios, 23 de tres dormitorios, cuatro áticos y trece apartamentos con ático. Según su propia página web, ahora mismo puedes alquilar una vivienda de tres cuartos, dos baños y aseo en la planta 57 por sólo 12.300 dólares (10.940 euros) o un estudio en la planta 23 por 3.300 dólares (2.936 euros). Los interiores fueron diseñados también por el señor Gehry, rompiendo así el falso mito de que sólo sabía diseñar en usos públicos de gran espacio.


No te puedes perder la magnificencia que se respira en su interior, pavimento de roble, baños vestidos de mármol y granito, encimeras de cocina en cuarzo, electrodomésticos de acero inoxidable, muebles de madera de abeto, ventanas equipadas con pantallas solares, además de un equipo de limpieza automático. Aunque sean apartamentos de alquiler, la compañía apostó por el ahorro energético que suponía instalar el aire acondicionado central, eso sí que es pensar en el ahorro. Once ascensores se distribuyen a sus ocupantes a las distintas estancias del singular edificio.


Pero no te levantes todavía, Maine, el imponente complejo cuenta con más de 2.000 metros cuadrados de uso social para sus inquilinos, así, tienen una terraza con parrilla y comedor en el sexto piso, sala de juegos con billar, tenis de mesa y dos simuladores de golf. Por supuesto podrás disfrutar de una piscina cubierta (y aclimatada) en la planta séptima con posibilidad de abrirse hacia una terraza cuando el buen tiempo lo permita. Y más, un salón con piano de cola, una suite con spa para tratamientos, comedor privado y posibilidad de saborear los servicios de un Chef. Lo mejor en el piso octavo, donde está la sala de fitness, zona de boxeo, sala de vídeos, sala de juegos para niños y una biblioteca.


Fue entonces cuando Washington rompió su silencio, Maine parecía aliviada. No os olvidéis que para llegar al edificio tendremos que irrumpir por una zona ajardinada diseñada por James Corner Field. Los ingenieros, WSP Cantor Seinuk, han presumido mucho de su labor en este edificio, tanto que fueron felicitados en el World Architecture Festival en 2.011 por su gran labor al desarrollar sistemas capaces de vencer los desafíos estructurales a los que se enfrentaron.



Desquiciada, Maine ya no pudo más, y gritó exaltada: “¿De verdad pensáis asaltar un edificio de usos múltiples con apartamentos alquilados? ¿En serio? ¿Y qué pensáis robar? ¿Libros, pianos, medicinas, toallas o electrodomésticos Miele? Cabreada cogió su mochila y se dirigió a la puerta, todos los demás se miraron divertidos y fue Nebraska la que habló: No te ofusques, Maine, si te quedas un poco más, te diremos el verdadero objetivo.



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