Una residencia es un lugar de encuentro de
diferentes tipos de personas con diferentes necesidades.
Cuando introducimos el
sentido común en nuestras edificaciones lo primero en lo que nos fijamos es que
ya está todo inventado en cuestión de tipología, usos y diversidad en general.

Una vez se empezó la
construcción de viviendas, lo que se llamaba hogar, su distribución sería
sencilla, simplemente determinando unas zonas donde se dormía y otras donde
cocinar. El incremento de actividad social a lo largo de los siglos y, por
consiguiente, la necesidad de disponer un espacio donde recibir a los invitados
o donde hablar con comodidad, ha hecho que las viviendas empezaran a
distribuirse mediante tabiques. Así, cuando se iniciaron las primeras
actividades se tuvieron que “crear” otras edificaciones donde albergarlas:
templos para los dioses, talleres de herreros, hornos colectivos, graneros,
etc.
Con todo han sido las
residencias colectivas las primeras que se crearon de forma natural (cuevas) y,
más tarde, de forma artificial (hogares) y serán, con toda probabilidad, las
primeras en crearse siempre, dado que son la base de toda civilización y sin
ellas no se entiende la vida de la sociedad.
Podemos preparar el edificio para las
diferentes sensibilidades creando confortables espacios individuales…
Pero a la hora de “crear”
una Residencia… ¿Qué debe primar? ¿Cuáles son las necesidades básicas que
debemos abastecer de modo generoso y cuáles las que debemos ofrecer como
áccesit?
Parece claro que la
primera necesidad es la del descanso, una Residencia que no posee el adecuado
descanso no es, por propia definición una Residencia, dado que ésta debe ser lugar
de recogimiento ante todo. Por lo tanto buscaremos habitaciones protegidas del
ruido ambiente o del mismo interior de la edificación.
Los baños podremos
hacerlos individuales o colectivos pero en todo caso deben tener las
suficientes garantías de higiene. Lo ideal son habitaciones de ciertas
dimensiones con baños incluidos y hasta vestidores, eso nos restará metros
útiles pero compensará económicamente.
¿Debemos poner una pequeña
cocina o alacena en la habitación? Muchas personas son partidarias de esta
iniciativa que ampliaría la independencia de cada cuarto, aunque no seré yo
quien la justifique dado que no estoy de acuerdo: una habitación no debe
convertirse en una cocina improvisada, y, además, por muy bien que aisláramos
los olores de la cocina siempre terminarían apareciendo.
Los espacios comunes toman tanta importancia
como los individuales, de ahí que deban ser versátiles y prácticos.
Debemos buscar espacios
comunes cómodos: pasillos anchos, escaleras de altura inferior a los 18 cms,
pasos cómodos de 32 cms de huella, barandilla fuerte de acero inoxidable y con
las menores aberturas posibles, en las esquinas o sitios “inutilizables” se
pueden poner sofás donde los inquilinos puedan conversar amigablemente.
Por supuesto en este tipo
de edificaciones debe existir una cocina con menú donde uno o varios
profesionales nos darán, al menos, los tres platos principales del día. Soy
partidario de poner también una cocina opcional, más pequeña en cuanto a
dimensiones y con dos o más planchas de cocinar e igual número de fregaderos;
porque al fin y a la postre en estas construcciones vivirán, normalmente,
adultos y habría que ofrecerles la oportunidad de preparar su propia comida si
así lo desean. Estas cocinas podrían incluso tener código de acceso, así cada
utilitario podría utilizarla y los gastos se distribuirían a partes
proporcionales según el uso.
Un espacio de audiovisuales
se hace también, imprescindible. Un lugar que garantice una correcta conexión
wifi, con sala de proyección para eventos comunes o individuales. Yo aquí
también pondría un código de acceso dado que será una de las zonas más utilizadas
en tiempo de ocio y es necesario que cada uno se haga responsable de su estado
al abandonar la sala.
Si podemos ubicar locales
en nuestra Residencia, debemos pensar en los usos de los mismos y evitar la
molestia que podría causar a los habitantes del hogar. Tan malo será una
discoteca, como una sala de bingo si los dos molestan con ruidos a diferentes
horas del día. ¿Qué poner? Pues dependerá mucho de la zona y de las costumbres
del lugar, por ejemplo si fuera una zona residencial poner una guardería sería
un buen negocio y una labor social fructífera.
Por contra el mantenimiento en este tipo de
edificios es mejor porque necesita un gestor.
Una de las grandes
ventajas de este tipo de edificios es que necesita un gestor que, ya sea el
dueño o un empleado, gestionará todos los usos y mantenimiento de la
Residencia.
Mantendrá en vigor las
señales preceptivas de todo el recinto, los equipos de protección
contraincendios, tendrá una libreta con teléfonos de las empresas que
suministren material, se ocupen del mantenimiento de las diferentes
instalaciones o del personal y suplentes en caso de falta de alguno, se ocupará
de dar entrega de llaves a cada nuevo inquilino y de enseñarles los recorridos
de evacuación en caso de incendio o accidente y de las normas y deberes de la
casa.
Vigilará el mejor y mayor
aprovechamiento de la sala de audiovisuales y de las cocinas. Tendrá un
registro de la vida útil de cada elemento (mobiliario o no) para su sustitución
o puesta al día.
… desde su nacimiento al contrario que los
edificios de viviendas plurifamiliares.
Todos sabemos que uno de
los mayores hándicaps de los edificios de viviendas plurifamiliares es el
mantenimiento dado que los presidentes de comunidades son elegidos por
obligación y, o no tienen el debido interés o motivación, o no quieren tenerlo,
y, para cuando lo tienen, puede pasar que la situación particular de los
diferentes propietarios haga inviable alguna determinada mejora o, incluso,
alguna necesaria modificación del edificio.
Sus usos dependen de la ubicación e
intenciones: estudiantes, tercera edad, congresos, personal laboral o,
Las Residencias más
popularmente conocidas son las de estudiantes o las de tercera edad o
residencias sanitarias.
En estas priman sus
singularidades por encima de todo: las estudiantiles deben ser prácticas para
el estudio pero también para la diversión, deben tener zonas comunes de
distracción y de esparcimiento a partes iguales y en diferentes zonas del
edificio para que no “interfieran” entre sí. Las habitaciones pueden ser
sencillas o individuales, primando estas por encimas de aquellas debido al
necesario aprendizaje que la convivencia.

En cada tipología de
Residencia debemos tener en cuenta las necesidades comunes y potenciarlas al
máximo para que sean éstas la principal virtud, aparte de ser una necesidad.
Por lo tanto: para músicos una gran sala de música y para cocineros una gran
sala de cocina; para abogados una gran sala de estudio y para arquitectos una
gran sala de manualidades. Parece sencillo y lo es.
O simplemente personas que no quieran comprar
una vivienda y prefieran compartir gastos con otras personas.
Pero también debemos ser
innovadores, las Residencias pueden tener como finalidad también otros sectores
de la población: profesionales que requieran de un lugar de descanso fuera de
sus casas (por desplazamientos de trabajo), personas que no quieran comprar un
piso o alquilarlo y quieran tener un lugar donde residir cómodo y habitado,
familias incluso que prefieran este tipo de viviendas.
Las ventajas son claras:
por un precio razonable tendremos un lugar donde vivir con más comodidades que
el propio y con un mantenimiento integrado. Sin preocupaciones adicionales que
estorben en nuestro día a día.
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